Durante estos días se está celebrando la sexta ronda de negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea para intentar alcanzar un acuerdo sobre el libre comercio entre ambos bloques. Una de las cuestiones que está generando polémica es la industria avícola estadounidense, ya que sus normativas sobre la manipulación y procesamiento de la carne de pollo difieren de las normativas comunitarias. Según algunas asociaciones de consumidores, hay que tener cuidado con la importación de carne de pollo estadounidense, ya que podría terminar inundando los mercados europeos y dañando la salud pública.

Carmille Perrin, responsable de política alimentaria de la organización europea de consumidores, declara que permitir la entrada y comercialización del pollo estadounidense lavado con cloro provocaría la reducción del nivel de las normas y prácticas higiénicas en las granjas y mataderos comunitarios, además va en contra de lo que quieren los europeos. Según algunos estudios realizados en Dinamarca, Reino Unido y Finlandia, son muy pocos los consumidores que aceptan que la carne esté tratada con productos químicos, la mayoría de los consumidores no quieren que se lave la carne de pollo, ni otros tipos de carne, con productos químicos como el cloro. Consideran que sería una amenaza para la seguridad alimentaria y así está contemplado en la regulación Comunitaria.