Los chefs y hosteleros franceses se rebelan contra las opiniones injustas que se vierten en internet perjudicando a sus establecimientos, se denuncia que muchas opiniones de usuarios anónimos (sean favorables o negativas) son “compradas”, no tienen validez alguna y lo único que hacen es intentar desprestigiar el trabajo profesional y el buen servicio que se ofrece en ciertos hoteles y restaurantes. Por esta razón han decidido crear una petición en Pétition Publique, con la que se recogen firmas para intentar sensibilizar sobre el problema al Ministerio de Comercio y al Ministerio de Comunicaciones francés.
Pétition Publique es un servicio público que recoge peticiones en línea de los ciudadanos franceses, en cierto modo se parece a Change.org, una plataforma de peticiones que opera a nivel mundial, pero en este caso sólo se recogen las de ámbito nacional (Francia). Se considera que algunas opiniones vertidas en lugares como TripAdvisor o Yelp son difamatorias, insultantes y dañinas, no tienen ética ni moral, en algunos casos los comentaristas ni siquiera han visitado el establecimiento. Teniendo en cuenta el volumen de visitas que reciben páginas como TripAdvisor y sabiendo que muchos usuarios tienen en cuenta las opiniones escritas sobre los establecimientos, los malos comentarios se deben temer si son injustificados.

Como decíamos, algunos profesionales del sector consideran que algunas opiniones son “compradas” por la competencia, que paga para que se cuestionen los servicios que brinda un negocio, se denuncia el anonimato y la falta de control de los comentarios. Las preocupaciones de los profesionales se justifican con un estudio de la DGCCRF (Dirección General de Competencia, Consumo y Fraude) en el que se determina que casi el 45% de las opiniones vertidas en la red están sesgadas. El presidente de la UMIH (Union des Métiers et des Industries de l’Hôtellerie) lamenta que cualquiera, de forma anónima, puede realizar comentarios. Anteriormente estaba a favor de estas páginas, pero ahora considera que es necesario un control donde la ética y la moral predominen.
Lo cierto es que todos los extremos son malos, no todos los comentarios son comprados o injustificados, algunos tienen su razón de ser, un mal servicio, una mala comida, un precio excesivo… los usuarios tienen derecho a manifestar su opinión siempre con respeto y guardando las formas, de este modo, la reacción que debe tener quien recibe las críticas es la de mejorar su servicio. Una mala opinión puede ser un punto de partida para mejorar, rectificar y ganarse el favor de los clientes. Por otro lado, hay que hacer frente a esos comentarios injustificados y demostrar que son falsos, aunque sean anónimos caen por su peso cuando no tienen fundamento, al menos en algunos casos (igual que sucede con los comentarios buenos de los malos establecimientos). Claro, que todo depende de la situación, quizá el establecimiento es un objetivo de la competencia y puede recibir un aluvión de comentarios que pretendan socavar el buen nombre y la calidad del servicio que se ofrece, por lo que sí se debería poner en marcha algún sistema de control que evitara las críticas negativas infundadas, un buen sistema sería eliminar el anonimato.

La petición del sector hostelero francés que hemos conocido a través de un artículo en Le Figaro es escueta, en ella se solicita la prohibición de las opiniones difamatorias y juicios subjetivos sobre personas o cualquier miembro del equipo de los restaurantes. Se pide que se introduzca un sistema de moderación y que quien comente pueda aportar una evidencia de que realmente ha visitado el establecimiento y ha utilizado sus servicios.