Bienvenidos al Blog de "HOY COCINA LA ABUELA:"

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Las carnes rojas y sus ventajas ocultadas

Más allá de todas las desventajas que un consumo excesivo de carnes rojas puede ocasionar, es claro que si somos moderados en su ingesta, las carnes rojas también tienen buenos nutrientes y algunos beneficios para ofrecernos.

Por ejemplo, las carnes rojas son ricas en proteínas de calidad y sobre todo, son una excelente fuente de hierro que contribuye a prevenir o controlar estados de anemia. Por otro lado, la carne roja es rica en potasio, en fósforo y zinc y ofrece vitaminas del complejo B como ácido fólico, B12, B1, B2 y B5. Asimismo, en pequeñas cantidades aporta vitamina D y E a la dieta.

Por supuesto, dado su contenido proteico y su aporte de purinas, las carnes rojas tienen alto poder saciante, lo que implica que sacian fácilmente y mantienen al aparato digestivo ocupado por largo tiempo.

Claramente no todas son malas noticias cuando hablamos de las carnes rojas, sino que también debemos reconocer sus buenas propiedades y nutrientes para la salud del organismo. Las carnes rojas no son tan malas como parecen, sino que el gran problema en la actualidad es el creciente consumo de carnes procesadas, mientras que las carnes rojas consumidas con moderación y en lo posible no a diario, pueden contribuir a la salud del organismo.


Entonces, para incluir carnes rojas a la dieta sin descuidar la salud y sobre todo, beneficiándonos con su ingesta, recomendamos además de cuidar la cantidad y la frecuencia, poner en práctica los siguientes consejos:

-Preferir las carnes al horno, a la plancha o a la parrilla, que son métodos de cocción que no requieren añadir materia grasa extra a las carnes y que de esa forma, impiden que tengamos preparaciones demasiado calóricas.

- Evitar cortar la carne en trozos pequeños, pues a menor tamaño de la pieza que se cocina, mayor es la pérdida de nutrientes como vitaminas y minerales buenos para el organismo.

- Alcanzar los 65-70º en el interior de la carne durante la cocción, de manera de limitar al máximo la presencia de microorganismos patógenos.

- Escoger cortes de carnes magras, de manera de reducir los riesgos asociados a la presencia de grasas saturadas y colesterol de las carnes.

- Evitar que las carnes se quemen y formen en su exterior una costra negra durante la cocción, la cual podría contener sustancias tóxicas y perjudiciales para la salud del organismo.

- Retirar la grasa visible de las carnes antes de cocinar la pieza, pues sólo de esta forma reduciremos efectivamente el contenido graso de la preparación.

- Combinar carnes rojas con frutas, vegetales, especias y hierbas frescas, de manera de sumar vitaminas y minerales al plato, además de antioxidantes que pueden acompañar muy bien las carnes y sus nutrientes.

Ya ves, las carnes rojas no son tal malas para la salud como creemos, sino que incluso pueden resultar beneficiosas si sabemos aprovechar sus propiedades y controlar su ingesta.