Llega el momento de la verdad. Después de un año de mimos y cuidados, es hora de recoger el preciado fruto. El final del verano y el comienzo del otoño es sinónimo de vendimia. Días de mucho ajetreo en las 75.000 hectáreas de viñedo que se cultivan en Castilla y León, el seis por ciento de España. Las doce denominaciones de origen y otras tantas indicaciones geográficas protegidas ultiman los preparativos para recoger los racimos, llevarlos a las más de 500 bodegas y que se conviertan en los cada vez más apreciados vinos que se producen en la Comunidad.
En una región tan grande (más de 94.000 kilómetros cuadrado) y con diferencias orográficas tan pronunciadas, el inicio de la vendimia se va sucediendo a medida que el estío apura sus últimos días y comienzan a caer las primeras hojas del otoño. Aunque todos advierten de que hasta que no comience la fiesta en el campo no se pueden dar cifras e inciden en que el tiempo será determinante, ya hacen sus cálculos sobre una cosecha que en la mayoría de los casos prevén mejor (la Consejería de Agricultura lo ha cifrado en unos 240 millones de kilos) y algo adelantada que la pasada, cuando la lluvia retrasó la recolecta. Esta vez, la meteorología está siendo la aliada. En Rueda, tradicionalmente la primera en comenzar a vendimiar, las uvas de Suagvinon Blanc ya están listas y las primeras comenzaron a desprenderse de la vid este martes. Las tijeras están afiladas y las máquinas a punto para entrar en las 13.000 hectáreas de terreno repartidas entre el sur de Valladolid, el oeste de Segovia y el norte de Ávila. Después del retraso de la pasada campaña, esta viene algo adelantada y en perfectas condiciones. Será algo inferior en cantidad a los más de 99,8 millones de toneladas recogidas el pasado año de récord.
En la otra gran denominación, Ribera del Duero, aún es pronto para hacer cálculos y, ni siquiera cábalas. Es la última que acaba de recoger la uva y, al menos hasta octubre no comenzarán una vendimia que, si todo marcha como hasta ahora, se presenta algo adelantada.
Será ya entrada la segunda quincena de septiembre cuando el trasiego de coralinos, tractores y remolques inicie su apogeo. En torno al 15 ó 16 estiman en la DO Toro podrían comenzar la vendimia, algo «más temprana» que otros años. El envero aún no se ha completado (ronda el 80 por ciento) y el frío nocturno ayuda a una maduración más lenta y que engorde el grano. Aseguran que el fruto está «extraordinario» y confían en recolectar unos 20 millones de kilos de uva. «Si no pasa nada raro», en torno al 15 ó 20, «como en los últimos años», salvo el pasado, cuando tampoco escapó de los retrasos, prevén en la DO Tierra de León comenzar una vendimia que confían en que «supere» los ya 4,5 millones de kilos de «récord» de 2013, y eso que «se estropeó mucho». Los racimos están ya terminando el envero e incluso en la zona sur de la denominación prácticamente ha terminado la maduración de unas uvas que presentan una calidad «bastante buena».
«En principio, la calidad y la cantidad» en Cigales es «muy buena», favorecida por las temperaturas contenidas y las escasas lluvias estivales, para compensar las abundantes y claves del invierno. El estallido de color comienza a teñir las viñas, en plena maduración. Si no hay contratiempos, en torno al 20 de septiembre comenzarán la vendimia, con el objetivo puesto recolectar entre 8 y 8,5 millones de kilos.
En la última semana del mes barajan en la DO Tierra del Vino de Zamora que comenzarán su vendimia, «un poco más adelantada que otros años» y que calculan arrojará unos resultados «algo superiores» a los de pasadas campaña, llegando a los 850.000 kilos de una uva que ahora afronta sus fechas claves: la maduración.
«De las mejores»
Una añada «de las mejores» estiman que será en Arribes. Esta DO en la frontera con Portugal cifra en una tonelada su producción. También a finales de septiembre llegará la época de más trabajo en Valles de Benavente. Otra joven denominación como Valtiendas cifra en unos 200.000 kilos de uva que transformará en vino. Algo más, 250.000, Sierra de Salamanca. Y aún es muy pronto, dicen, para hacer cálculos en la DO Arlanza, «la última» que comienza la vendimia. En su caso, septiembre será «clave», pues la fecha en mente para la vendimia es en torno al 12 de octubre. Por el momento, la producción es «irregular», con unas zonas «más adelantadas» que otras. La calidad, pese a alguna afección de ovidio, es «buena» y confían en que las heladas de mayo que afectaron, sobre todo, a viñedos más viejos no incidan en la recolecta, estimada en unos 1,3 ó 1,4 millones de kilos de uva.