De origen típicamente castellano, las sopas de ajo son un plato de larga tradición y de origen humilde, que ha sufrido con el paso del tiempo variantes en distintas zonas de España.
Reza una letrilla refranera aragonesa, con toques de jota:
"Siete virtudes
tienen las sopas:
quitan el hambre,
y dan sed poca.
Hacen dormir
y digerir.
Nunca enfadan,
siempre agradan.
Y crian la cara
colorada".
Almuerzo muy frecuente a media mañana en algunas zonas de España . Se desayunaba en un café bebido al alba y un par de horas después, para mantener las fuerzas, se tomaban las sopas de ajo, generalmente con uno o dos huevos dentro, que se cocinaban con el calor de la sopa. Se toma muy a menudo, casi durante cualquier hora del día durante la Semana Santa. En Zamora suele tomarse como desayuno tras las procesiones nocturnas.
Algunos autores recomiendan que se consuma a media mañana por su fácil digestión, actuando al mismo tiempo como emoliente y neutralizante de la mucosa estomacal irritada por los abusos.